domingo, 16 de agosto de 2009

La amabilidad no cuesta nada ...

El jueves viajé a Santiago, y bueno, no es que tanga algo con los santiaguinos, pero el punto es que me llamó la atención la poca amabilidad de la gente. Tenía que juntarme con mi prima en la Estación Militar, el problema es que la estación tiene muchas salidas y justo era a la hora en que todos salían del trabajo y además yo no uso celular.

Llegué justo a la hora, esperé un rato, pero no encontraba a mi prima. Me acerque a una señora que iba caminando, le pedí la hora y me dijo que no tenía. Esta bien, es probable que efectivamente no tuviera un reloj, pero admitámoslo, yo soy la unica rara que no usa celular, así que les apuesto que ella si tenía hora, pero ni siquiera se detuvo para decirme que no, me lo dijo mientras seguía avanzando.

Luego, seguí esperando, y no veía a mi prima. Me acerque a una señora que había estado todo ese rato esperando a alguien también. Le pedí la hora y me dijo también que no tenía. Que cosa más curiosa que mágicamente la vi hablando por celular más tarde.

Tampoco tenían de escusa el hecho que "yo les quisiera robar el celular o el reloj de la mano". Se notaba perfetamente que yo esperaba a alguien, porque caminaba de un lado para otro con dos bolsos en una estación de metro.

Como ya había pasado un buen rato fui a llamar desde un teléfono público a mi prima. Habían dos teléfonos: uno que lo usaba un señor y el otro vacío, pero justo cuando me iba a acercar el señor se cambió a mi teléfono. No me importó mucho porque de todas maneras quedaba una cabina desocupada. Metí la moneda y comencé a marcar mientras el señor buscaba el número en una libreta. Ahí me di cuenta que mi teléfono no tenía tono y me acababa de comer la moneda. Todo esto mientras el señor seguía buscando el número en un libreta. Comencé a darle golpecitos al telefono para que me devolviera la plata cuando el señor me dice "No, ese teléfono esta malo. Menos mal que a mi me alcansaron a decir antes que metiera mi moneda".

Qué le costaba avisarme antes!! Ni si quiera estaba hablando, solo buscaba el número en su libreta!!! Bueno, resignada esperé a que terminara de hablar mientras intentaba sacar mi moneda cuando llegan unos chicos (que claramente tampoco eran de Santiago por los bolsos gigantes y la ropa de viaje que traían) preguntaron por qué golpeaba el teléfono a lo cual respondí "es que el teléfono está malo y me tragó la moneda". Así que trataron de ayudarme mientras el señor de al lado se tomaba todo el tiempo del mundo con las tres llamadas que hizo mientras nosotros esperábamos.

Por fin terminó y pude llamar yo. Mientras marcaba estos chicos seguían intentando sacar mi moneda sin que yo se los pidiera. Mi prima no contestaba, así que les dejé a ellos hacer su llamada. A ellos tampoco les contestaron, así que me dejaron volver a llamar a mi cuando nuevamente intentaban sacar mi moneda, mientra yo les decía que no era necesario porque eran solo $100. Pero ellos insistían diciendo "pero es que me carga cuando pasa esto! porque además no tienes a quien reclamar, aunque hubiese sido $1, es el hecho". No pude responderle, porque justo mi prima contestó, nos pusimos bien de acuerdo dónde juntarnos y colgué.

Les dije a estos chicos que tenían razón y les agradecí por su ayuda y luego me despedí.

Ellos fueron lejos lo mejor de mi viaje =D (después de Kevin y Liniers que fueron la razón por la cual viajé a Santiago, jajajajajaja)

1 comentarios:

Coni dijo...

pffff... Asi no se puede.

La amabilidad parte por casa.